“El nuevo rostro de la Vida Consagrada debe ser más
testimonial”
Entrevista
con la Hna. Mercedes Leticia Casas Sánchez, F.Sp.S., Presidenta de la CLAR
El Congreso de Vida Consagrada se propone como un
espacio para la revitalización de las religiosas y los religiosos del
Continente, en consonancia con el proceso de renovación que lidera el papa
Francisco, y reconociendo los clamores que emergen de la propia Vida Consagrada
ante la necesidad de configurar “nuevos rostros”. Estos fueron algunos de los
asuntos abordados por la Hna. Mercedes Leticia Casas Sánchez, F.Sp.S.,
Presidenta de la CLAR, en una reciente entrevista con la Revista Vida Nueva en Colombia. Compartimos
algunos fragmentos.
¿Cómo se
sitúa la CLAR ante el proceso de renovación que está impulsando el papa
Francisco?
Ante todo somos buscadores de Dios. Siempre ha
habido disposición y apertura para dejarse llevar por el Espíritu con humildad,
desde nuestra pequeñez y minoridad. La mística, la profecía y la esperanza nos
están ayudando a revitalizar nuestra misión. Hoy queremos seguir escuchando a
Dios donde la vida clama, comprometiéndonos ante los nuevos escenarios y los
sujetos emergentes del Continente, y ese también es nuestro aporte para apoyar
el camino de renovación de la Iglesia, respondiendo a los clamores de la
sociedad.
¿Y cuáles
son los clamores de la Vida Consagrada hoy?
Son reiterativos algunos clamores que nos
interpelan y que no podemos pasar por alto. En primer lugar está la búsqueda de
una espiritualidad que sea profunda y que sostenga una vida de entrega y de
amor incondicional a la causa del Reino. Otro clamor que me parece fundamental
es la comunión, entendida desde la vida fraterna en comunidad. Aunque creo que
se está caminando en crear comunidades en las que se comparte la fe, la misión
y la vida, pienso que todavía hace falta mucho para llegar a ser “expertos en
comunión”, como nos ha recordado el papa Francisco. Y también considero que hay
un fuerte clamor a repensar nuestra manera de estar en la misión. En estos
últimos años hemos sentido la necesidad de re-configurar y de re-estructurar
nuestras comunidades, porque es urgente aligerar las estructuras: “A vino
nuevo, odres nuevos”. La primera re-configuración se encuentra en la conversión
interior, personal y comunitariamente, que se concreta en nuestros modos de
estar con los otros.
¿Se está
configurando entonces un “nuevo rostro” de Vida Consagrada?
Sí. Considero que el “nuevo rostro” de la Vida Consagrada
debe ser más testimonial, más hermano y hermana, un rostro menos estructurado,
más creativo, más fresco, y sobre todo que se haga presente en las realidades
de nuestros hermanos más pobres, de los excluidos, que son el centro de nuestra
pasión misionera, dando particular atención a las nuevas pobrezas de nuestro Continente,
que incluye todo el tema de la violencia, de la Trata de personas, la
exclusión… que son situaciones comunes a la Vida Religiosa latinoamericana.
Ante esto, necesitamos rostros que estén ahí, que acompañen y ayuden a buscar
posibles respuestas, desde la esperanza.
Tomado de
Vida Nueva Colombia No. 120
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