lunes, 20 de abril de 2015

CONFEDERACIÓN LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA DE RELIGIOSAS Y RELIGIOSOS – CLAR Boletín Congreso VC No. 5 | 17 de abril de 2015


“El nuevo rostro de la Vida Consagrada debe ser más testimonial”


Entrevista con la Hna. Mercedes Leticia Casas Sánchez, F.Sp.S., Presidenta de la CLAR

El Congreso de Vida Consagrada se propone como un espacio para la revitalización de las religiosas y los religiosos del Continente, en consonancia con el proceso de renovación que lidera el papa Francisco, y reconociendo los clamores que emergen de la propia Vida Consagrada ante la necesidad de configurar “nuevos rostros”. Estos fueron algunos de los asuntos abordados por la Hna. Mercedes Leticia Casas Sánchez, F.Sp.S., Presidenta de la CLAR, en una reciente entrevista con la Revista Vida Nueva en Colombia. Compartimos algunos fragmentos.

¿Cómo se sitúa la CLAR ante el proceso de renovación que está impulsando el papa Francisco?

Ante todo somos buscadores de Dios. Siempre ha habido disposición y apertura para dejarse llevar por el Espíritu con humildad, desde nuestra pequeñez y minoridad. La mística, la profecía y la esperanza nos están ayudando a revitalizar nuestra misión. Hoy queremos seguir escuchando a Dios donde la vida clama, comprometiéndonos ante los nuevos escenarios y los sujetos emergentes del Continente, y ese también es nuestro aporte para apoyar el camino de renovación de la Iglesia, respondiendo a los clamores de la sociedad.

¿Y cuáles son los clamores de la Vida Consagrada hoy?

Son reiterativos algunos clamores que nos interpelan y que no podemos pasar por alto. En primer lugar está la búsqueda de una espiritualidad que sea profunda y que sostenga una vida de entrega y de amor incondicional a la causa del Reino. Otro clamor que me parece fundamental es la comunión, entendida desde la vida fraterna en comunidad. Aunque creo que se está caminando en crear comunidades en las que se comparte la fe, la misión y la vida, pienso que todavía hace falta mucho para llegar a ser “expertos en comunión”, como nos ha recordado el papa Francisco. Y también considero que hay un fuerte clamor a repensar nuestra manera de estar en la misión. En estos últimos años hemos sentido la necesidad de re-configurar y de re-estructurar nuestras comunidades, porque es urgente aligerar las estructuras: “A vino nuevo, odres nuevos”. La primera re-configuración se encuentra en la conversión interior, personal y comunitariamente, que se concreta en nuestros modos de estar con los otros.

¿Se está configurando entonces un “nuevo rostro” de Vida Consagrada?

Sí. Considero que el “nuevo rostro” de la Vida Consagrada debe ser más testimonial, más hermano y hermana, un rostro menos estructurado, más creativo, más fresco, y sobre todo que se haga presente en las realidades de nuestros hermanos más pobres, de los excluidos, que son el centro de nuestra pasión misionera, dando particular atención a las nuevas pobrezas de nuestro Continente, que incluye todo el tema de la violencia, de la Trata de personas, la exclusión… que son situaciones comunes a la Vida Religiosa latinoamericana. Ante esto, necesitamos rostros que estén ahí, que acompañen y ayuden a buscar posibles respuestas, desde la esperanza.

Tomado de Vida Nueva Colombia No. 120


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